3 de enero de 2012

Sucede que a veces la vida mata y el invierno saca su revólver y te encañona en las costillas.


Es un engaño contra mí el solo hecho de alejarme de personas que por momentos me hacen bien, lo creería una estupidez pero pensándolo en un sentido que se podría denominar literal, es una  forma en la que intento rescatarme  de mi misma, cuando menos lo necesitas hay un mundo de gente para ayudarte, y cuando más lo necesitas, en donde te encontras en las peores situaciones de extrema soledad: brillan por su ausencia. En esta vida todo está permitido, inclusive la queja, que al fin y al cabo esta a nuestro alcance y es puro comodín en situaciones donde el juego está perdido, nadie especifico que con un comodín se gana, pero sacando a la luz todo lo que nos lastima quizá logremos una mínima preocupación en algún humano de esta insensible tierra, donde se vive una vida que a veces nos   quita más de lo que nos da, y sin embargo hay personas que con lo menos,  tienen dibujada una sonrisa en sus rostro y corazones para siempre, porque en esos momentos de desolación quizá se encuentre alguien          que valga la pena en compañía y nos ayude en el momento menos pensado, y quizás sea la persona menos pensada.

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